En
un lugar lejano del cuál no me quiero acordar, ya hace mucho, pero mucho tiempo
atrás conocí a Camila, era una niña callada, tímida, bastante introvertida, sin
embargo había algo que me cautivaba de ella.
A pesar de que ella no hablaba mucho, más que para decir por favor o
gracias en alguna ocasión, siempre pensé que ella era una niña especial, qué
algo debía haber en su interior y tenía unas ganas inmensas de conocerla.
Así
empiezo este relato para que junto conmigo des cubran quien fue Camila en mi
vida, lo que significo, y quien es ahora.
Andando
por ese lugar lejano del cuál no me quiero acordar y en un tiempo ya olvidado
había una pequeña niña, no solo en estatura sino también en edad, siempre solía
estar sola, callada, sin nadie que se acercará a ella tan siquiera a decirle Hola, ¿cómo estás? Yo recuerdo ver muchos rostros corriendo,
sonriendo, recuerdo ver alegría por doquier y como se podía respirar amor en el
aire. Recuerdo que en ese lugar, del cual no me quiero acordar, había mucho
color a pesar de que los uniformes eran grises como las nubes de la ciudad, no
había lugar más bello que aquel lugar del cual no me quiero acordar…
Pero
a pesar de su belleza, de su color y de su calor, Camila no sabía sonreír. Ello
me acongojaba el alma y temía, confieso, hablarle, qué pasaría si me acercaba,
sería capaz acaso de decirme algo o tal vez se iría corriendo o lloraría, la
verdad no lo sabía, así como no lo sabía ninguna de las niñas que iban día a
día a ese lugar del cuál no me quiero acordar.
Así
con esa angustia de ver a Camila tan triste cada día, lamentablemente pasaron
unos años y yo no conocía su sonrisa… Luego me enteré que a pesar de que las niñas
eran felices en ese lugar, del cual no me quiero acordar, había una bruja
llamada Pilar, pero en el fondo tal vez no era tan bruja, no lo sé, pero para
Camila ella sí era una bruja, le tenía
mucho miedo.
Y
es que en mi mente aún está el recuerdo cuando una vez la bruja saco a Camila a
la pizarra y le pidió resolver una operación matemática, Camila estaba feliz
pues sabía operar muy bien, pero vaya que se equivoco al escribir la respuesta
o eso le hicieron creer…solo recuerdo que que la pregunta era ¿cuántos
caramelos y chocolates hay en total? ella puso de respuesta hay 38 golosinas en
total y la bruja le dijo ¡MUY MAL, ASÍ
NO ES! No son 38 golosinas son 30 caramelos y 8 chocolates. Desde ese día
la niña no volvió a hablar y mucho menos quiso salir a participar. Yo me quede
acongojada cuando vi en un inicio su rostro de emoción al dar la respuesta y
luego ver como de sus pequeños ojos se llenaban de lágrimas.
Así
paso el tiempo, sí, ese que no se detiene y en el momento menos esperado llego
un mmm no sé cómo decirlo porque no era un hada, ni alguien mágico creo que se
llamaba profesora de arte. Bueno resulta que está profesora pidió a las
niñas que traigan pancas de choclo, vestidos de muñeca o telas viejas y
temperas. Camila, en un inicio pensó que
la profesora estaba loca, pero no tenía otra opción que obedecer, total siempre
en ese lugar del cual no me quiero acordar esa es una ley, lo que diga el profesor
o la bruja se debe hacer.
Así
llego el día de arte y con ellos un gran descubrimiento y revelación en la vida
de Camila, resulta que con esa panca de choclo y unos cuántos trapos viejos
pudo hacer una muñeca, sí así como lo oyen, yo tampoco lo creía, una muñeca
wuaaaooo. Creo que esa fue la primera vez que vi sonreír a esa niña, esa muñeca
de panca, se convirtió en su mejor amiga, recuerdo que la traía al colegio, la
llevaba a casa, dormía con ella, su muñeca era su gran compañera, le tenía
tanto amor y tanto cuidado. Pero un buen día no sé qué paso, ya no vi más a la
muñeca, creo que sucedió algo que no se puede evitar…Camila creció y con ello
creo que murieron ahí ciertos sueños e inocencia de la infancia que ella tenía.
Ahora
Camila ya no era una niña, pero yo la veía tan igual…andaba callada, tímida,
introvertida, era como si solo el tiempo hubiera afectado su aspecto físico más
no su alma, aunque la imagen dijera que ella era una señorita, en el fondo
seguía siendo la misma niña a la que nadie recurría… Fue tanta mi congoja al
ver como pasaban los años y ella no había crecido, sino se había quedado ahí
detenida en el tiempo…esperando una mano amiga, alguien quien pudiera darle una
sonrisa, una palabra de aliento, alguien que tal vez solo le dijera: lo has
hecho bien, o que le diga vamos tú lo puedes hacer… Camila tenía tanto talento
oculto, alguna vez y admito que estuvo mal revise sus cosas, encontré hermosos
escritos y me oculte por ahí cuando ella estaba en casa, la vi reír a solas, la
vi frente a un espejo y vi como hacía mil gestos y muecas para imitar una
actuación, vi como bailaba sus famosas canciones de nube luz y como disfrutaba
luego con la melodía de una marinera o con el compás de un festejo y como leía con pasión algún cuento que había
en el rincón de su habitación, vi como ella era tan feliz en su propio mundo,
vi por primera vez a la niña que siempre estuvo ahí y que nadie descubrió.
Camila ya era una señorita, pero seguía manteniendo esa alma de niña que nadie
más había encontrado, solo yo… Al verla
y darme cuenta como han pasado los años
fue tanta mi congoja e indignación de ver como cada día en ese lugar, del cual
no me quiero acordar, pero lo voy a mencionar se pierden tantos talentos, se
frustran sueños y no te dan la oportunidad de crecer, ese lugar para Camila fue
la escuela y al conocerla supe que no es posible que las almas más puras que
hay en la tierra, que son los niños, tengan que pasar por esa pena de crecer
así.
Supe
que a pesar de que no todos los maestros son brujos, basta con que tan solo
haya uno para volver, lamentablemente, triste a un niño. Camila vivió toda su
primaria con dos Brujas, la primera una bruja sin nombre, mientras la segunda
una bruja llamada Pilar, lo más triste es que no solo Camila conoció a esas brujas
sino cuántos niños más habrán tenido que conocerla.
Así
fue que al descubrir quién era Camila, supe que allá en esos lugares de cuál
ahora sí me quiero acordar, sí, esos lugares que son las escuelas hay muchos
niños con mucho potencial y solo necesitan una oportunidad. Una oportunidad
para hablar, para ser escuchados, para soñar, para vivir, fue así que al
descubrirme a mi misma supe que no iba a dejar que ningún niño que pase por mis
manos pase lo que yo viví sino todo lo contrarió, porque voy a ser con ellos
una niña nuevamente y voy a seguir sus caminos y voy a soñar y voy a vivir
intensamente esa alegría de ser niño y soñar y reír.

No hay comentarios:
Publicar un comentario