domingo, 25 de abril de 2021

AZUL

 

Dicen que todo el universo tiene una voz de expresión, pero yo escuché la historia de Azul, la niña de voz silenciada.

-       ¿Qué esperas para hablar?

-       Lo hago, dijo ella

-       ¿Por qué no respondes? Le replicó más de uno en su hogar.

-       Qué esperan qué conteste, murmuró con voz entre cortada.

-       ¡Pero vaya niña! Siempre tan callada, ya es hora que diga algo bueno de una vez

Eran tantas veces las mismas conversaciones que escuchaba que la niña creció creyendo que de verdad no hablaba.

-       ¿Será que soy como las aves? Ellas tienen un bello cantar, pero mi tía las quiere matar dice que su canto son chillidos que aturden, pero yo solo escucho melodías cuando ellas regalan su voz.

-       ¡Quizás soy como el mar! Que le habla a más de uno cantando cómo esta, a veces feliz mostrándose junto con la brisa del mar y otras enfurecido rompiendo en olas y aun así hay gente a la que le gusta desafiar al mar embravecido.

-       ¿Cuál es mi voz? ¿Será que algún día me entenderán? ¿Entenderán que tengo tanto que expresar?

Así pasaron soles y lunas en la vida de Azul.

-       ¿Por qué no les dices cómo te sientes? Dijo Francesca, la mejor amiga.

-       Lo hago, pero jamás escuchan, mientras en su rostro una lágrima caía.

-       Has una carta.

-       ¿Una carta? ¿Será que solo así entenderán cómo me siento? Se quedó pensando, Azul.

La cabeza de Azul empezó a revolotear, tenía miles de ideas, no sabía cómo iniciar. Era la primera vez que iba a escribir sobre ella.

Entonces tomó el lápiz y papel, escribió, escribió hasta que se durmió.

A la mañana siguiente entregó la carta a sus padres, lo leyeron, murmuraron, se miraron y continuaron con su rutina de siempre, el día a día.

Azul estaba consternada, en esas letras ella puso corazón y vida, de pronto sonrió y se dio cuenta que no era la niña de voz silenciada, sino que los demás no están dispuestos a escuchar.

Fue así que escribió una última carta de despedida y se marchó.

Ahora no solo tenía su voz (esa que siempre tuvo) sino que también tenía sus letras como forma de expresión y que al igual que las aves y el mar solo aquellos que estén preparados entenderán.

ELLAS

 

Es un día cualquiera, de cualquier año, en cualquier lugar del mundo donde la historia que voy a contar podría ser la de Ingrid, Lizmar, Zoila, Mayra o quizás podría ser tu historia o la mía.

De niña te despiertas, te lavas la cara e inmediatamente debes ayudar con los quehaceres del hogar, tener el desayuno listo y atender a los “reyes del hogar” porque ese es el lugar que les dan.

“Ellos” tan tranquilos y sin preocupaciones, cualquier cosa que pidan por obra y arte de magia o sin ella se tiene que dar.

Así es como nos han enseñado que es la vida.

Creces, te cuestionas, mil cosas pasar por tu mente, pero callas esa voz que va quemando tu ser.

Un día estas tan cansada de lo mismo y replicas ¿Por qué ellos no lo hacen?

Te observo llorando por la cachetada recibida “ella” no solo ha lastimado tu mejilla sino también tu alma.

“Ella” justifica todo diciendo que te esta preparando para la vida, que desde chicas debemos aprender cual es nuestro lugar.

Aquel lugar que tuvo tu tatarabuela, tu bisabuela, tu abuela, tu madre y que ahora ocupas tú.

Día con día, semana tras semana, así transcurren años mientras te vas apagando.

Estas cansada de está situación, ves tu reflejo en el espejo y te preguntas cómo terminará está historia.

Vuelves a mirar, rompes en llanto porque ya no eres la niña de quien abusaban.

Lloras porque has decidido emprender un viaje inesperado, recoges los pedazos de alma que te quedan, tomas todas tus fuerzas y te enrumbas a ello que algunos llaman vida.

En el camino dejas fantasmas del pasado y te encuentras con otros nuevos que son idénticos a los que ya conoces así que decides dar un paso al costado, la historia no se puede volver a repetir jamás te lo repites una y otra vez hasta que realmente lo llegas a creer.

Te estás cuidando, te estás amando. 

Ha pasado algún tiempo desde que supe de ti, pero hoy te encuentro y te veo tan bonita, tan segura y sobre todo tan decidida.

Has recuperado tu valor, sabes que puedes brillar y que nada ni nadie te detendrá.

jueves, 26 de noviembre de 2020

CARTA A LA CONFIANZA

 

Hola Confianza:

Disculpa el atrevimiento que tengo al escribirte, sé que no me conoces o tal vez sí, el detalle es que me han hablado tanto y tanto de ti, pero no tengo el gusto de conocerte y la verdad muero por hacerlo.

Me han hablado tanto de ti que te pienso como un ser de luz, veo que conoces a muchas personas que quiero y que has llegado a la vida de otras tantas también y el cambio que ellas muestran al contar contigo es impresionante.

Quizás mi pedido es bastante atrevido, no sé, pero me encantaría conocerte, saber de ti y que me conozcas también.

Sé que soy una buena persona, sé que me esfuerzo, sé que hago mucho para no rendirme en cada paso que doy, pero también sé que a pesar de lo que haga siento que nunca es suficiente y eso me hace sentir mal, me frustra y lloró tanto que duele el alma y estoy cansada de hacerlo. Le cuento a mis amigas que es lo que pasa y ellas me dicen es que te falta CONFIANZA, entonces vuelvo a pensar en ti y tú que eres tan nombrada por todo el mundo, pero  no llegas a mi casa.

 Mira a estas alturas no estoy para dar rodeos y decir no qué vergüenza, cómo le voy a pedir algo. Al contrario a estas alturas estoy más decidida que nunca que tú eres quien puede ayudarme, sé que todo parte de mí,  pero sí, sí quiero, quiero conocerte, quiero que llegues a mi vida y que te quedes en ella.

Quiero que seas parte de mí y brindes conmigo por cada logro que dé, quiero que estés orgullosa de mi vida y de lo que he venido logrando, quiero que seas mi amiga, prometo no lastimarte y valorarte, sabré entender tus tiempos. Sé que sueno apresurada, pero llevo casi 33 años esperando este encuentro contigo querida CONFIANZA.

Mira que a mi edad he tenido logros importantes y te los has perdido, pero bien dicen que jamás es tarde así que ven, que sé que algo grande me espera y si no quieres perderte de ello te invito a mi vida.

Quiero contarte también que he formado una familia maravillosa y mi esposo siempre me habla de ti, dice que en las familias debe primar la CONFIANZA, él me cuenta que le ha costado mucho conocerte que no sabía confiar en la gente, pero que conmigo aprendió el valor de la CONFIANZA y ahora te conoce y yo pienso cómo es posible ello que a través de mí él te haya conocido y yo siga aún si conocerte, es hasta paradójico, pero es real, también suelen decir que mi hijo es un niño bien confiado y seguro y yo vuelvo a lo mismo cómo es posible todo ello si yo no te conozco aún. 

Por eso querida CONFIANZA, te invito a mi vida, te invito a que nos quedemos juntas y charlemos de la vida, de las penas y sobre todo de las alegrías, te invito a ver que hay dentro de mí para que juntas podamos seguir, no te he conocido aun, pero bien dicen mejor tarde que nunca.

Hay un mundo que nos espera y quiere vernos brillar, pero las cosas son mejor en equipo así que ven, estoy aquí, estoy dispuesta a abrirte las puertas de mi vida y emprender juntas ese vuelo para seguir y ser una mejor persona, profesional, una mejor mamá y una mejor compañera.

Cierro estas líneas diciendo que esto no es una despedida sino una gran bienvenida porque estoy segura que ahora que sabes que estoy dispuesta a compartir contigo no vas a dudar en venir.

Un fuerte abrazo CONFIANZA, ya te veo venir...ya sé que estás aquí 

Ahora es momento de comenzar a vivir...

 

viernes, 25 de septiembre de 2020

Un hasta pronto, mi buen amigo Sol

Tenía 17 y él 19 años, nos conocimos en una de esas academias que hay por montón en el centro de Lima y hubo química, compañerismo y esa sensación de sentir que conoces a alguien de toda la vida, la historia es bastante larga así que no entraré en detalles.

Lo quise mucho y él a mí, pero por inmadurez, tiempo, relaciones, familia, etc. Él y yo nos separamos.

Lo último fue una conversación en un parque de Lima donde nos abrazamos, nos reímos tanto y lloramos sin saber que sería la última vez que nos veríamos...Pasaron años, y un buen día nos contactamos por teléfono, al escuchar su voz retrocedí el tiempo y sentí la emoción de saber de él y así estuvimos en conversas un tiempo más con la promesa de volvernos a encontrar, pero por una u otra no nos llegamos a ver de nuevo, ya sea por él o ya sea por mí. Por supuesto que cada quien siguió con su vida y conoció diversos amores, pero ese recuerdo del amor adolescente que no se dio estaba latente...Y así pasaron unos 7 largos años...

Un buen día conocí a un chico increíble y le conté esta historia cuando recién empezábamos y él me ánimo a buscar a aquel amigo que tanto quise en mi adolescencia y así reencontrarme con aquel viejo amor, y aunque mi amigo sol, así lo llamaba yo, no sabe, lo traté, pero no di con él...

Finalmente, decidí que debía avanzar y me di la oportunidad de empezar una bonita relación con quien me ha venido acompañando durante estos últimos 8 años y fruto de ello tenemos un pequeño... Con mi compañero de vida siempre hablamos de todo y hace poco me preguntó qué será de la vida de tu amigo, suspiré y le dije solo espero algún día verlo y saber que le va bien...

Hace poco, mi amigo sol, se contactó conmigo, me escribió cosas tan bonitas, como que me tiene presente con un gran cariño igual que yo a él y dada las circunstancias que vivimos me dijo que le gustaría verme porque finalmente siempre fuimos amigos y nos quisimos tanto, me dijo también que se sentía feliz pues sabe cómo es mi vida actual y cerró diciendo el fin de la persona es ser feliz y lo has logrado y no hay nada mejor que saber felices a quienes uno quiere...

Está coyuntura ha logrado reconectarme con ese amigo que tanto extrañé y de cual mi compañero y mis amigas más cercana saben, el tiempo es sabio y sé que si hemos esperado años (unos 15 aprox) para poder vernos de nuevo es porque era necesario crecer, madurar y valorar a las personas que queremos.

Sé que él anda bien con su compañera, quizás ella sepa de mí y puedo decirle que tiene un chico maravilloso del cual siempre tendré los mejores recuerdos y diré cosas bonitas al igual que sé que él hablaría así de mí ya sea con mi compañero o con los amigos con quien él haya compartido esta historia.

#Recuerdos

#Amor

#Amistad

#Finsethappy

 


jueves, 20 de agosto de 2020

DOMITILA


Corría el tiempo diluyéndose en las tardes de verano...

Me veía tan pequeña e imperante, con 7 años de edad, iba segura a tomar una combi hasta Puente Alipio, con una mochila colgada que tenía un par de ropa, alguna vieja muñeca y algo de comer, usualmente una fruta, llegaba al paradero y unos monstruos de 4 ruedas pasaban a toda velocidad...uno tras otros, no sé cuánto tiempo pasaría hasta que aparecía la bendita C que gritaba Villa El Salvador, Villa El Salvador, sube, sube, avanza, avanza con la prisa que lleva el viento trepaba la combi cuidando mis preciadas pertenencias, pues tenía una misión que cumplir, no recuerdo el nombre de las calles, solo recuerdo que solía sentarme hacia la ventana y ver el paisaje de arena y concreto para evitar perder de vista el paradero...De pronto - Bajo en Iglesia, por favor, la educación primero.

Llegaba y los zapatos llenos de polvo, un largo respiro y a seguir unas 5 o 7 cuadras tal vez cuesta abajo hasta llegar...

-Es ahí, me decía a mí misma, mis ojos se iluminaban, mi corazón se aceleraba, ya veía el jardín, ahí estaba el negro ladrando y otro perro más que no recuerdo su nombre...

-Abuela, abuelita... Ya llegué...

Ella salía con su moño bien en alto, sus faldas debajo de la rodilla, su chompita en verano o invierno siempre la acompañaba.

-Hija, otra vez has venido sola, cómo haces para salir así de casa, has pedido permiso, estás bien, tienes hambre, pasa, pasa, todas esas preguntas salían de ella y venía el abrazo, qué bueno que estés aquí.

Esos abrazos llenaban el alma, ella, mi Domitila con sus 5 nietos al mercado, cuál mamá pata cuidando a sus patitos para que no nos vayamos a hacer travesuras por ahí...

Por las tardes la mazamorra de maicena burbujeante a la cual llamábamos el niñito nadando aunque no faltaba el tío palomilla que decía el niñito ahogado.

Esos tiempos lejanos, esos tiempos de amor, de cariño, de confort...

Un buen día te pusiste malita y te llevaron al hospital, yo ya no era esa niñita de 7 años, tenía 13 y sabía bien lo que estaba pasando...Te vi en esa cama de hospital, no llores, estoy bien me dijiste, te abracé y te dije vaya que yo también, no estoy llorando te dije, pero a ti nadie te engañaba, me dijiste verás que estoy bien...

Y de pronto te me fuiste en una tarde de verano de enero con tus 57 años, la edad que hoy tienen mis padres, los veo a ellos y pienso en ti y recuerdo que te me fuiste joven y llena de vida, recuerdo que siempre me dijiste que estudie y vuele alto, recuerdo que me querías por sobre todas las cosas y te extraño en mis momentos tristes pero te extraño más en mis momentos felices porque sé que celebrarías conmigo cada triunfo y victoria...

No sé si hay una vida en el más allá, no sé si existe la reencarnación, no sé si desaparecemos en el plano físico o espiritual...Solo sé que fuiste lo mejor de mi infancia y donde quiera que estés o no estés te abrazo en mi alma.

Hasta pronto querida Domitila, porque cada vez que veo una flor amarilla de esas que tanto te gustaba te vuelvo a recordar y por ello en casa esas flores no me deben faltar.


sábado, 8 de agosto de 2020

AMIGA, HA PASADO TIEMPO Y YA NO SOMOS LAS MISMAS

Recuerdo que tú y yo era inseparables, que juntas nos comíamos el mundo!! Conversábamos de todo y de nada, más de una vez lloré, por el corazón roto y estabas ahí a mi lado con una palabra de aliento misma palabra que yo te devolvía cuando algún tonto te hacía llorar y así nos íbamos haciendo más amigas más hermanas, escuchándonos una a otra…

Planeábamos mil y un salidas, aunque usualmente se quedaba en lo primero (planear) aunque siempre nos veíamos ya sea en tu casa, en la mía o en alguna caminata de un centro comercial donde la frase era vamos a mirar porque a veces plata no había.

Así fue pasando el tiempo entre un sin fin de conversaciones y fuimos creciendo, madurando y nuestros temas cambiando, hablábamos más de la vida, nuestros proyectos, nuestras metas y cómo nos veíamos avanzando con nuestras carreras y soñando con los viajes que realizaríamos juntas como amigas como hermanas. Por ahí surgió el tema, ya sea por ti o por mí, de la maternidad y con cierto espanto decíamos NO, pues teníamos mil cosas planeadas antes de tan siquiera pensar en ser mamá…Pero un buen día me di con la sorpresa que estaba embarazada y lloré, por un sinfín de emociones encontradas y esa revolución hormonal que trae consigo el tener un bebe dentro.

Cuando te conté de mi nueva situación, me preguntaste cómo estaba, qué sentía, te preocupaste por mí y te alegraste tanto por el bebé que venía, te imaginaste tía y la nueva aventura que viviríamos de a 3 o quizás de a más con todo el grupo de amigas qué teníamos.

El tiempo fue pasando, mi barriga fue creciendo, mientras tú estabas enfocadas en tus proyectos, yo me iba enfocando en mi nuevo proyectito de vida… Inevitablemente las cosas cambiaron, nuestros planes juntas se fueron alejando y con ello nosotras también… El bebe nació y me envolví en un mundo de pañales, tetas y demás, pero pensé en ti y me dije te voy a bombardear con mis temas maternales porque en la maternidad resulta siendo un tanto caótica con todo el aprendizaje que llega, pero tú, MI AMIGA, MI HERMANA, estarías ahí para contenerme… 

Sin embargo, simplemente tú y yo no coincidimos en horarios, mientras tú tienes tu horario de oficina y luego tus planes de estudio, relajo o la salida con amigos, mi día a día no termina. Veo lo mucho que te diviertes, lo sé por las fotos que subes en redes sociales, déjame decirte que por momentos añoro sentirme así de relajada, despreocupada y extraño verme ahí en esa foto juntas, pero por hoy me envuelvo en unos horarios que ni te imaginas y es qué quien diría que el trabajo de madre no termina… Estoy en casa y cuando quieras puedes tomar el teléfono y llamarme, darme una visita, lo haría yo, pero tú estás a full y ya ni tiempo de vernos, te repito: ESTOY EN CASA, por si te animas a visitarme, solo no te asustes del desorden del niño. Me hace tanta falta vernos, reírnos a carcajadas y contarte esta experiencia… Sí, sé que suena a reproche y tal vez lo es, pero es que de verdad te extraño tanto y me preguntó dónde está esa amiga que sería la súper tía. Pero descuida, a pesar de la distancia te quiero harto…Y sabes a pesar de todo lo dicho, te sigo queriendo, pero sobre todo te entiendo… y es que tú y yo estamos en etapas distinta. Disfruta todo lo que quieras, tendremos tiempos de charlar… Solo sé que si decides algún día ser mamá, estaré para ti, pues he aprendido lo mucho que se necesita de una amiga, de una cómplice en este mundo maternal… Ven, no te castigaré con el látigo de mi indiferencia😂 Ven, que necesito a MI AMIGA, MI HERMANA

Pdta: El sobrino ha crecido y si quieres que te recuerde como la tía regia, ven pronto que los años pasan.

Escrito el: 15 de enero de 2018

viernes, 17 de enero de 2014

EL GRAN CAMBIO


 Mi primaria, no es un grato recuerdo que yo tenga de la escuela sino todo lo contrario. Ahí yo no viví feliz, ahí fue un lugar oscuro donde yo tuve que pasar tristemente seis años, fue con esa nostalgia melancolía, de no conocer lo que es ese ser mágico llamado profesora, que llegue a la escuela secundaria. Mercedes Indacochea, esa sería la escuela donde yo debería estar los siguientes 5 años. Y así fue.
Por la época de mi adolescencia yo era una chica tímida, introvertida, incapaz tan siquiera de pararme al frente del salón de clases y decir: Hola compañeras, ¿cómo están? Mi timidez y mi pánico escénico eran tanto, pero tanto que llegaba al extremo de temblarme las piernas, sudarme las manos y tener un tono de voz que ni siquiera yo misma a veces me escuchaba, tenía tanto miedo de pararme al frente y hablar, quizá por eso por aquel entonces no tenía más que dos amigas con las cuales yo a veces conversaba, la mayor parte la pasaba sola paseando por algún pabellón de mi escuela y como era tan pequeña podía ir a primaria y nadie decía nada. Así fue que para mí la secundaria ya no era tanto suplicio como primaria, pero tampoco me sentía en mi lugar.
Cada clase para mí era un suplicio cuando los profesores mencionaban trabajo grupal y más aun si decían exposición y peor aun si decían todas exponen, hay pobre de mí pensaba y sin tan siquiera empezar con el trabajo ya mis manos sudaban con tan solo la idea de pensar que tendría que exponer, así fuera dos líneas por leer yo sentía que no podía hacer nada. Era tan grande el pánico que una vez simplemente me quede al frente y sin palabras y no era por no saber sino que en ese momento al ver a mis 35 compañeras y yo parada al frente se me fue la voz y no pude hablar sino hasta llegar a casa y ni aun así no hable solo me eche a llorar.
Pero en mi vida escolar ocurriría un hecho que marcaría mi vida y que de alguna manera me marco para ser quien soy ahora y para que ustedes lean esta breve historia.
Siguiendo con mi relato, ya les conté un poco de cómo era yo en la secundaria. Pero por qué tenía ese pánico a una exposición, acaso los profesores me gritaban o me ponían en ridículo o hacían algo para hacerme sentir mal. Muy por el contrario debo decir que nada de eso fue así, mis profesores al ver mi pánico algunos decían: Eliana, es tu nota; otros tienes que salir todas van a salir y otras solo se limitaban a decir toma asiento tal vez la próxima. Y cada vez yo me sentía peor por ser incapaz de estar al frente y decir unas cuantas palabras.
Mis profesores no eran como las brujas que yo conocí en primaria, eran hasta puedo decir amables, pero a pesar de ello yo no me atrevía a crecer, es más recuerdo mucho a mis profesores como el de matemática, Magno Montañez Montero, que si bien es cierto nunca aprendí; él profesor no era una mala persona, me hacía reír porque decía: listas a sufrir; también estaba la profesora Sara Calderón; ella siempre era dulce y amable, pero a las que más recuerdo con mucha estima es a las profesoras de Lenguaje y Literatura: Brenda, Violeta, Miriam, no solo eran buenas profesoras en su materia sino también profesoras muy bonitas, yo recuerdo que las admiraba mucho porque podían estar al frente de una clase y hacer que todas entendiéramos y eran tan amables con cada una de nosotras, pero a pesar de todo ello con ninguna jamás pude pararme a hacer una exposición. Saben también hay una maestra de Lenguaje y Literatura que recuerdo con mucho cariño, tal vez un poco más de cariño que a las otras y es curioso, pero ninguna de mis compañeras la recuerda como la recuerdo yo.
La maestra que recuerdo con cariño es María Luisa Borges. Recuerdo que el primer día de clases que ella entro todas nos quedamos calladas, observándola, pensando quien era esa señora que vestía de una manera extraña, tal vez muy colorida para la vista de las estudiantes de aquella época, su cabello era corto y su maquillaje un poco exagerado decían mis compañeras. Ese primer día mis compañeras trataron de hacer desesperar a la profesora y con ello hacer que deje el cargo que había asumido con nosotros, es que no solo sería nuestra profesora de Lenguaje y Literatura sino también y para tristeza de ellas nuestra tutora. Ese día hablaron, hicieron bulla, no atendían la clase y demás cosas que hacen un grupo de muchachas que pretenden retar al docente, creyendo que este es su enemigo, pero vaya qué la gracia les duro poco cuando la profesora María Luisa dijo: Muy bien señoritas, ya explique el tema armen sus equipos y presenten el trabajo el día de hoy porque será evaluado. Mis compañeras se pusieron verdes del susto, pues por su gracia no habían entendido nada. Realmente la clase fue buena, a mí me gusto y aprendí el tema que hasta el día de hoy recuerdo fue: el uso de la tilde diacrítica. Al final la profesora recogió los trabajos y puso la nota respectiva a pesar de las suplicas de la alumnas que no les ponga esa nota que les dé una oportunidad, la profesora dijo que tendrían más trabajos y con ellos podrían subir sus calificaciones, así mis compañeras aprendieron a respetar a la profesora y que en su clase sí se trabajaba. La profesora tenía algo especial, no era como las otras docentes de Lengua y Literatura, era tal vez un poco estricta, pero apasionada a la hora de enseñar, tal vez no siempre se le vería con una sonrisa o no sería la miss miel como eran las demás, pero había algo dentro de ella que a mí me cautivaba, tal vez su pasión y dedicación a la carrera o tal vez porque en el fondo sentía que la profesora en el aula se sentía un tanto sola como yo.
Llego el día en que la profesora nos mandó a hacer grupos y con ello vendría una exposición, sí así como lo oyen y qué haría yo. Recuerdo que el tema era el Clasicismo, era la primera vez que yo tendría un acercamiento formal a lo que es literatura. Esta vez también tenía pánico, pero me había decidido a vencerlo y a demostrarme a mí misma que sí podía hacer una exposición, además no quería quedar mal con la profesora María Luisa, pensé qué dirá ella si yo no exponía bien, me preocupaba el concepto que la profesora pudiera percibir de mí, es que yo la admiraba mucho y eso me motivo a buscar libros e información fue así que al hacer en grupo el tema a mí me toco las características del tema. Llego el día de la exposición y mi grupo fue el primero en salir, nuevamente sentí pánico, las manos sudosas y las piernas temblorosas, hasta que me dieron el pase, respire y empecé a hablar y hablar y hablar, y lo última palabra que dije fue: Gracias. Todo el salón se quedó mudo, nadie hablaba y de pronto el salón estallo en un fuerte aplauso, yo no podía creerlo estaban aplaudiendo al equipo y en ese equipo estaba yo, pero lo mejor vino después, la profesora nos pidió acercarnos a su escritorio y con ello nos dio la nota de nuestra exposición había 15, 17, 18, 17 y un 19 y quien creen que saco el 19 ni más ni menos que yo, fue ahí cuando mi vida dio un giro de 360ª yo no podía creer mi primer 19 y en una exposición, la profesora me miro y me dijo sigue avanzando, no dejes que nada te detenga, esas palabras marcaron mi vida y fue así que de la jovencita callada, tímida y que no era capaz de tan siquiera de decir una palabra pase a ser la jovencita más participativa y la primera en cuánta exposición hubiera. Mis calificaciones mejoraron totalmente en exposición y de ser una de las alumnas promedio que siempre estaba viendo en que grupo trabajar pase a ser coordinadora de un grupo, yo tenía miedo de asumir esa responsabilidad, pero la profesora María Luisa me brindo seguridad, confianza, cariño y a veces compartíamos nuestros propios escritos, así formamos una bonita amistad de profesora –alumna, siempre le guarde cariño y admiración y aun lo sigo haciendo.
Finalmente termino la escuela secundaría y el último día de mi graduación cuando me encontraba sola la vi, nos saludamos y me dijo llegarás lejos. La última vez que la vi fue ese día y me volvió a decir sigue avanzando, no dejes que nada te detenga. Y eso hice y eso sigo haciendo.