domingo, 25 de abril de 2021

AZUL

 

Dicen que todo el universo tiene una voz de expresión, pero yo escuché la historia de Azul, la niña de voz silenciada.

-       ¿Qué esperas para hablar?

-       Lo hago, dijo ella

-       ¿Por qué no respondes? Le replicó más de uno en su hogar.

-       Qué esperan qué conteste, murmuró con voz entre cortada.

-       ¡Pero vaya niña! Siempre tan callada, ya es hora que diga algo bueno de una vez

Eran tantas veces las mismas conversaciones que escuchaba que la niña creció creyendo que de verdad no hablaba.

-       ¿Será que soy como las aves? Ellas tienen un bello cantar, pero mi tía las quiere matar dice que su canto son chillidos que aturden, pero yo solo escucho melodías cuando ellas regalan su voz.

-       ¡Quizás soy como el mar! Que le habla a más de uno cantando cómo esta, a veces feliz mostrándose junto con la brisa del mar y otras enfurecido rompiendo en olas y aun así hay gente a la que le gusta desafiar al mar embravecido.

-       ¿Cuál es mi voz? ¿Será que algún día me entenderán? ¿Entenderán que tengo tanto que expresar?

Así pasaron soles y lunas en la vida de Azul.

-       ¿Por qué no les dices cómo te sientes? Dijo Francesca, la mejor amiga.

-       Lo hago, pero jamás escuchan, mientras en su rostro una lágrima caía.

-       Has una carta.

-       ¿Una carta? ¿Será que solo así entenderán cómo me siento? Se quedó pensando, Azul.

La cabeza de Azul empezó a revolotear, tenía miles de ideas, no sabía cómo iniciar. Era la primera vez que iba a escribir sobre ella.

Entonces tomó el lápiz y papel, escribió, escribió hasta que se durmió.

A la mañana siguiente entregó la carta a sus padres, lo leyeron, murmuraron, se miraron y continuaron con su rutina de siempre, el día a día.

Azul estaba consternada, en esas letras ella puso corazón y vida, de pronto sonrió y se dio cuenta que no era la niña de voz silenciada, sino que los demás no están dispuestos a escuchar.

Fue así que escribió una última carta de despedida y se marchó.

Ahora no solo tenía su voz (esa que siempre tuvo) sino que también tenía sus letras como forma de expresión y que al igual que las aves y el mar solo aquellos que estén preparados entenderán.

ELLAS

 

Es un día cualquiera, de cualquier año, en cualquier lugar del mundo donde la historia que voy a contar podría ser la de Ingrid, Lizmar, Zoila, Mayra o quizás podría ser tu historia o la mía.

De niña te despiertas, te lavas la cara e inmediatamente debes ayudar con los quehaceres del hogar, tener el desayuno listo y atender a los “reyes del hogar” porque ese es el lugar que les dan.

“Ellos” tan tranquilos y sin preocupaciones, cualquier cosa que pidan por obra y arte de magia o sin ella se tiene que dar.

Así es como nos han enseñado que es la vida.

Creces, te cuestionas, mil cosas pasar por tu mente, pero callas esa voz que va quemando tu ser.

Un día estas tan cansada de lo mismo y replicas ¿Por qué ellos no lo hacen?

Te observo llorando por la cachetada recibida “ella” no solo ha lastimado tu mejilla sino también tu alma.

“Ella” justifica todo diciendo que te esta preparando para la vida, que desde chicas debemos aprender cual es nuestro lugar.

Aquel lugar que tuvo tu tatarabuela, tu bisabuela, tu abuela, tu madre y que ahora ocupas tú.

Día con día, semana tras semana, así transcurren años mientras te vas apagando.

Estas cansada de está situación, ves tu reflejo en el espejo y te preguntas cómo terminará está historia.

Vuelves a mirar, rompes en llanto porque ya no eres la niña de quien abusaban.

Lloras porque has decidido emprender un viaje inesperado, recoges los pedazos de alma que te quedan, tomas todas tus fuerzas y te enrumbas a ello que algunos llaman vida.

En el camino dejas fantasmas del pasado y te encuentras con otros nuevos que son idénticos a los que ya conoces así que decides dar un paso al costado, la historia no se puede volver a repetir jamás te lo repites una y otra vez hasta que realmente lo llegas a creer.

Te estás cuidando, te estás amando. 

Ha pasado algún tiempo desde que supe de ti, pero hoy te encuentro y te veo tan bonita, tan segura y sobre todo tan decidida.

Has recuperado tu valor, sabes que puedes brillar y que nada ni nadie te detendrá.